La otra vida
25 años después lo han vuelto a hacer. Desde el contundente arranque de Vengo a terminar lo que empecé a la delicadeza de Una sombra. De la furia contenida de Condenado a las querencias folkrock de Leerme el pensamiento. De la sinuosa y adictiva Naves que arden al himno potencial Por el camino que vamos o la desgarrada lírica de Mañanas de niebla en el corazón. La variedad de colores en la paleta de ‘La otra vida’ y la solvencia con la que los Cero los combinan nos retrotrae a álbumes como ‘Doce canciones sin piedad’ o ‘Tormentas imaginarias’, sus cumbres creativas de los 80 y 90.