—Papá, yo quiero ir a la escuela.
—Pero hija, no se puede, tienes que cuidar las ovejas.
—Pero papá, yo quiero ir a la escuela.
—No hija, ya te dije que no puedes, tienes que cuidar las ovejas.
—No, papá, mejor manda a mi hermano para que cuide las ovejas.
—Pero hijita.
—No, hija, no puedes ir.
—Papá, yo quiero ir a la escuela, papá, ¡déjame ir, papá! Así no seré una niña burra!.
De forma inesperada, la señorita Pilar interrumpió aquel teatro. Se había emocionado tanto al escuchar a esa niña suplicarle a
su padre que la dejara ir a la escuela…
No podía entender cómo los del Ministerio de Educación no hicieron nada para que los niños y niñas de aquel lugar asistieran
a la escuela. Y las mujeres se acercaron a Pilar y le dijeron que sus papás las ocultaban en sus casas para que nadie las viese.
A la señorita Pilar se le hizo un nudo en la garganta y fue cuando decidió hacer algo, ya que al principio del teatro sus
alumnas le habían invitado a un viaje con su imaginación, volverían a hacerlo, pero esta vez para que la misma niña que no
pudo ir a la escuela le pusiera un final feliz a su historia:
En este caso el padre de Paulina cambiaba de opinión y le decía:
—Bueno hijita, sí , vas a ir a la escuela, pero también tu hermanito tiene que ir.
—Ya sé, ¿por qué no estudia mi hermanito por la mañana y yo estudio por la tarde y nos turnamos para cuidar las ovejas?
—propuso la niña.
—Está bien hijita, vamos a hablar con el profesor, así lo vamos a hacer, los dos van a ir a la escuela.
¡Bravoooo!, aplausos, sonrisas, suspiros de alivio, la educación es para todos, incluso para las niñas campesinas!.
Y fue así como la señorita Pilar se despidió de sus alumnas mayores, pensando que aquel día ella misma había aprendido
mucho más que ellas en su primer día de clase!
Y colorín colorado, la educación todos y todas hemos valorado.
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Consejo Distrito Sur | XXXV Jornadas por la Paz
24 enero, 2019 @ 10:00 - 20:00
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