Esta ruta nos adentra en uno de los espacios más emblemáticos de la Sierra de Hornachuelos, el valle del Bembézar.
Por estas fechas las aves están en pleno periodo de paso migratorio. Es el momento del año que coinciden una importante variedad de aves pues sólo se ven en esta época del año y cuando retornan, unas están a punto de partir, otras están llegando y algunas sólo se les ve de paso. Por ejemplo, el zorzal que está iniciando su viaje prenupcial hacia el norte y la golondrina llega a Europa desde el continente Africano.
Iniciamos la ruta en el cruce de la carretera de Palma del Río, dirigiéndonos por la calle Caño de Hierro donde veremos una hermosa vista del pueblo de Hornachuelos. Aquí las casas desafían a la gravedad pues llegan al mismo borde de un barranco rocoso, de ahí que se les llamen “las casas colgantes”.
En estos afloramientos calizos abundan las cuevas escavadas por la acción geológica, algunas estuvieron habitadas en tiempos pasados, es por ello que el topónimo Hornachuelos derive de “Hornachos” que significa cueva.
Hoy día estas moradas naturales sólo son habitadas por las aves, como el chochín, uno de los pajarillos más pequeños de la fauna ibérica que hace sus nidos en su interior, de ahí que en algunas zonas se les llame trogloditas. Del mismo modo la golondrina dáurica, golondrina común, avión roquero, lechuza, cernícalo vulgar, etc., son comunes en las oquedades de este barranco.
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