Homenaje a las seis cuerdas.
La palabra poética, busca, hurga, funde su afán expresivo en las hondas raíces del flamenco, enredándose en el alma de la copla, en el giro desbocado de la vuelta por bulerías, en el silencio que antecede y estremece, en la noche donde hiere la seguiriya.
De la ternura perdida de la soleá en los brazos de la aurora, en un compás por tangos, rítmicos, inagotable.
Así los poemas de este libro buscan rendir tributo a unas manos, tiritando cuerdas de una guitarra para cantar al amor desnudo en carne y viva.
Así mismo, como todo libro de poesía que se precise no necesita explicar nads, al lenguaje del alma, habla por sí sólo y penetra y se proyecta en el otro, esa es su misión última, doler como un toque profundo, espacioso, notas que se abren al silencio infinito.
«Sólo seis cuerdas
y millones de lágrimas
sonata, bajañi, guitarra»