El Burlador en Palacio, es un espectáculo multidisciplinar, en el que se conjugan la prosa, el verso, la voz hablada y la voz cantada, la lirica y la épica, lo divino y lo humano y que tiene como objetivo mostrar a través de la belleza la forma de evitar la frivolización del mito de D. Juan, que ha hecho olvidar el trascendente retrato que Tirso de Molina hizo de la condición humana. Lo mismo hicieron Lorenzo da Ponte como libretista de Mozart, al tomar como base la obra de Tirso para su D. Giovanni; Moliere, con su D. Juan, Richard Strauss, para ese gran poema sinfónico en torno a la figura del burlador; lord Byron, que lo convierte en un «gentil mozalbete» español, valiente y de sangrefogosa; y por ultimo no por ello menos importante, ya bien entrado el siglo XIX, el D. Juan Tenorio de Zorrilla, al que en este caso el autor redime por amor, siendo el más representado de todos ellos, y por ello el más popular, quedando vinculada su representación desde su segundo estreno a la festividad de todos los santos y difuntos. Aunque es mucho más larga la lista de grandes autores y pensadores que han tomado la figura de D. Juan como centro de no pocos e importantes trabajos de investigación. Después de esta pequeña introducción, nos vamos a centrar en dos puntos que yo considero vitales para la comprensión y disfrute de este nuestro “Burlador en Palacio”. La belleza y la tradición. La belleza no sólo de los textos en los que basamos nuestra dramaturgia (Tirso, Mozart, Zorrilla), si no en el lugar físico de la representación; Los Patios de nuestro Palacio de Viana; en un recorrido lleno de encanto que nos sorprende a cada paso y que nos sumerge con todos nuestros sentidos en la magia del Teatro, haciéndonos formar parte de un todo que podemos sentir y hasta tocar. Dicen los que saben y yo me lo creo que “aquellos que no conocen su historia están destinados a repetirla”. Dice esa misma historia, a la que nos referimos, que antes de que Tirso de Molina escribiese “El Burlador de Sevilla”, hubo un precedente, una obra, que se represento en el mes de Noviembre, en Córdoba en 1617 con el nombre de ¿Tan largo me lo fiais?. Y aquí entramos de lleno en la tradición, es por ello que nosotros queremos recuperar la representación del D. Juan en Noviembre, pero desde una mirada más profunda, más hermosa y más cercana; en definitiva evitando una reproducción historicista que no nos permitiría dimensionar en su justa medida, la evolución de un mito y lo que ello representa para nuestra sociedad del siglo XXI.
