La ruta comienza en el desvío de la carretera A-3101 hacia el entorno de la Fuensanta. Desde aquí comenzaremos a caminar paralelos a la carretera CO-5102 (Carretera de la Fuensanta) hasta que nos crucemos con el Arroyo del Cañaveral en el que nuestro sendero se bifurca de la pista siguiendo el arroyo hasta su desembocadura en el Guadalquivir.
Antes de ésto pasaremos por el último reducto que queda de la Charca de Anguijuela, donde aún podemos encontrar ranitas meridionales (Hyla meridionalis) y el sapillo pintojo (Discoglossus jeanneae). El camino discurre ahora junto al arroyo, donde podremos observar grandes manchas de chumberas y pitas que nos dan una pista de hacia donde está el sur.
Pronto nos adentramos en el bosque de ribera mediterráneo con su típica vegetación: chopos (Populus nigra), álamo blanco (Populus alba), sauces (Salix sp.) y almeces (Celtis australis). Si hacemos el recorrido en época de lluvias (otoño y primavera) podremos observar también la variedad micológica de la zona, donde predominan las tan codiciadas seta de chopo (Agrocybe aegerita) y barbuda (Coprinus comatus). Una vez desemboca el arroyo en el Guadalquivir, empezamos a vadear el Gran Río a lo largo de 1 km. Pronto aparecerá ante nosotros la primera de las cuevas de la ruta, la Cueva de la Minilla. Este tramo del Guadalquivir esconde una trágica historia, ya que fue por aquí donde se produjo la huída de la XIV Brigada Internacional durante la Batalla de Villa del Río en la Guerra Civil.
Esta cueva tiene una larga historia que contamos durante nuestros recorridos y que dejará a más de uno con la boca abierta. El entorno de la cueva está rodeado de eucaliptos centenarios, testigos mudos de todo lo que ha pasado por este pago a lo largo de la historia.
Siguiendo por el Corcomé aguas arriba van apareciendo antiguos molinos medievales y fuentes construidas en piedra Molinaza, característica de nuestra comarca. El arroyo se va cerrando en un precioso bosque galería y nos va regalando el vuelo de algún martín pescador y la mirada atenta de las águilas culebreras que nos vigilan desde su apostadero.
Tras salir del bosque galería nos adentramos en el entorno de la Fuensanta del Valle y su extensa huerta.
No cabe duda de que ese lugar está lleno de historias, ya que los restos de antiguas civilizaciones aparecen por todos lados.
Pinturas rupestres de origen calcolítico y minas de agua árabes dan a la ruta un atractivo difícil de encontrar en nuestro entorno. La ruta termina en el puente que atraviesa el Corcomé y que da acceso a la zona recreativa donde se podrá almorzar
tranquilamente disfrutando de los sonidos de este pequeño tesoro del Valle del Guadalquivir.
Una vez terminada la ruta tendremos que volver por el mismo camino hasta el lugar de inicio.
LA RUTA INCLUYE:
– Monitores cualificados
– Seguro de responsabilidad civil y
accidentes.
– Material e indumentaria para el
acceso a las cuevas (casco,
neopreno y frontal)
– Material didáctico y obsequio
– Picnic
MATERIAL NECESARIO:
– Calzado cómodo
– 1 muda y toalla
– Agua y comida