A lo largo de la última etapa del siglo XX se han producido grandes transformaciones en Carcabuey pero, sin embargo, se han mantenido sus tradiciones. La población ha sabido valorar la importancia del legado cultural que ha recibido de sus antepasados y ha perseverado en su conservación para el disfrute de las generaciones venideras. El arraigo de estas celebraciones aflora a lo largo de un calendario en el que gran parte de sus manifestaciones han merecido la consideración de propios y extraños. La singularidad de algunas de sus fiestas y celebraciones ha traspasado los límites locales para adquirir un justo reconocimiento general.
La mezcla de lo religioso y lo profano, de lo oficial y lo popular no ha roto los lazos con las esencias fundamentales que justifican su origen y ésta es la razón de que se hayan convertido en celebraciones aceptadas por toda la comunidad. En nuestros días constituyen parte de nuestra cultura y como tales son reconocidas por todos los turistas y visitantes que observan su saludable y vigorosa pervivencia.
Elementos fundamentales de nuestra Semana Santa son las cofradías, que son las que organizan las ceremonias religiosas. En la actualidad existen cuatro: Nuestro Padre Jesús Nazareno, Esperanza Nazarena y Santo Entierro (1.653), María Santísima de Los Dolores, San Juan y Jesús Cautivo ((1.898), Santísimo Cristo de Ánimas y Virgen de la Soledad (1.950) y La Borriquita (1.994).
Pero en la Semana Santa son también importantes los cofrades porque son los principales responsables de la repetición permanente del ciclo religioso. Ellos son los que, durante todo el año, preparan el acontecimiento para que cuando se acerque la primavera fluya la emoción y el sentimiento.
Rafael Osuna «Historia de Carcabuey».
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